Las 19.00 de un 28 de julio, hora de trabajar para la gran mayoría, mala hora para quien tiene la tarde libre y decide refrescarse en la cercana playa de Mazarrón, pero un grupo de personas cambia sus planes para luchar ante algo que ya se intentó hace hoy más de 35 años. La estación intermodal abarrotada, como pocas veces yo he llegado a ver a mi cuarto de siglo de edad, vecinos de ciudades cercanas, el equipo de gobierno, representantes de partidos de derechas de la oposición. Una lucha sin bandera, una lucha para los vecinos del Valle del Guadalentín. En la tarde de ayer, en torno a unas 400 personas saturaron el andén 2 de la estación de nuestro pueblo, y pese a todo, yo eché en falta a mucha gente. Por un lado, eché en falta a muchas personas que lucharon hace 35 años y no pudieron acudir ayer, pero por otro lado eché en falta mucha juventud. Durante 4 largos años he estado usando el tren día tras día para acudir a la Universidad, 4 días a la semana, y he coincidido con decenas de jóvenes totaneros que tenían el mismo propósito, y ayer apenas pude ver a alguno de ellos. Esta lucha necesita de vosotros, los que sabéis lo necesario que es este servicio, aunque como en mi caso, hace meses que no necesito de él, pero vienen nuevos jóvenes, con pocos recursos, que necesitan del tren para poder llegar a sus clases. Otros jóvenes deben acordarse de que es el tren el que une a Totana con Alhama y Lorca, para poder ir a sus ferias, a sus fiestas, y une lazos. ¿Cuántos de nosotros habremos cogido un tren para ver a esa chica o ese chico que conocimos en una de estas fiestas? El tren es más que un medio de transporte, es un lazo de unión entre vecinos, en un mundo interconectado, suprimirlo es seccionar una arteria de nuestras vidas. Ojalá pudiera confiar en que en 3 años esto habrá acabado y tendremos los trenes más modernos del país, pero todos sabemos que ni una sola vez se han cumplido los plazos de ejecución, y es que el paso a nivel de Santiago el Mayor iba a estar cerrado 8 meses, o eso se dijo en 2018 y se abre ahora, 3 años después, y es que es normal que en obras de estas dimensiones surjan contratiempos que incrementen los tiempos de estos trabajos. Ayer solté una lagrima tonta, cuando llegó el tren y vi a 400 vecinos aplaudir, al son de la bocina de un tren que puede que algún día deje de pasar por estas vías, trenes que, pese a su antigüedad, su incomodidad, sus malas frecuencias, siguen siendo utilizadas por más de un millón de personas al año, imagínense lo que daría de si un tren con aire acondicionado y una comodidad digna del siglo XXI. Los totaneros no estamos en contra del AVE, ni en contra del progreso, los totaneros y vecinos de las localidades vecinas queremos que este llegue sin destruir lo que tantos años nos ha costado mantener. Un tren de cercanías que nos lleve por un precio apto para pequeños bolsillos. Gracias Totana por luchar por algo que es de todos y para todos.