En estos días la ciudad se dispone a oficiar, con las prevenciones y cuidados que aconseja la situación sanitaria que padecemos, las fiestas del patrón, Santiago apóstol, titular del templo más antiguo de la localidad y baluarte de la orden militar que impulsó la ocupación de este territorio en el siglo XIII. Tradicionalmente los actos litúrgicos en honor de Santiago tenían hondo arraigo, complementándose con algunas acciones de carácter popular, pero sin el contenido que emprendieron a partir de 1972, cuando la corporación que presidía el alcalde Gregorio Crespo Castillo apostó por su creación.
Con esta iniciativa se quería compensar la finalización el año anterior de otra celebración de gran resonancia en el municipio, la conocida popularmente como «Feria de los Burros» y que giraba en torno a la compra venta de animales de tiro, principalmente equinos. En ese año de 1972 el programa festivo se forjaba con grandes expectativas, pues en los jardines de Ramos Camacho, actual centro socio-cultural La Cárcel, actuaba Massiel, una importante estrella de la canción de la época, ganadora del festival de Eurovisión en 1968 con el popular tema «La, la, la».
Unos días después, la atracción musical venía de la mano de Julio Iglesias, anunciado entonces como «embajador de la canción española, ídolo de jóvenes y mayores», una figura llamada a alcanzar altas cimas en el panorama musical internacional. Pero, además, arrancaban los desfiles de carrozas, una actividad que se mantuvo con gran éxito durante varios años.
Aquella primera manifestación estuvo presidida por la «Maja de España, señorita Josefina Mondéjar», acompañada por la Reina de las Fiestas, de la Simpatía e Infantil. En la Rambla, tuvieron lugar «pruebas de habilidad: carreras de saco, juego de la olla, carrera de huevo, etc.».
Para el público infantil, en los jardines de la Cárcel, se organizaron actuaciones de guiñol y teatro, «carreras de triciclos»...
Se presentaban como novedosas, aunque ya se habían realizado a finales de la década de 1950, competiciones de natación.
Durante buena parte de la década de 1970 se desarrollaron «en la piscina de Prácticas del Instituto Técnico de Enseñanza Media Juan de la Cierva», en categorías masculina y femenina.
La escasa infraestructura deportiva de la ciudad impidió que se continuase con esta iniciativa en años sucesivos, apareciendo de nuevo en el año 1982, pero ya en las piscinas del Polideportivo Municipal. Unas actividades en consonancia con un concreto modo de diversión y que para Totana resultaban, la mayor parte de ellas, muy novedosas. Desde entonces los gustos del vecindario y la oferta festiva ha cambiado considerablemente, aunque perduran en la memoria de muchos de nosotros aquellos otros modos de vivir y celebrar. Juan Cánovas Mulero
